Francesc Vendrell es el portavoz parlamentario del PP de Cataluña, y la mano derecha de Josep Piqué. Pese a tener un importante cargo, es un hombre sencillo que nos explica a grandes rasgos cómo ha sido su vida, su trayectoria y sus ideas.
El Parlament fue el sitio escogido por el propio Vendrell para entrevistarle. Cruzando largos pasillos y grandes humbrales, en la planta más baja del edificio del Parlament, encontramos a Francesc Vendrell que nos dió paso a una pequeña y blanquecina sala de reuniones. Pronto nos recibe y nos disponemos a preguntarle, no sin antes fijarnos en su sencillo atuendo: una camisa blanca a cuadros rojos y un pantalón de tergal negro.
Las etapas de la vidaAl comenzar la entrevista empezamos a hablar de su niñez. Vendrell, al que se le veía muy animado, nos explicó que no tiene ningún recuerdo triste de su infancia, tal vez por esa razón la recuerda con mucha nostalgia a medida que van pasando los años. Francesc Vendrell nació en el barrio de Horta de Barcelona en 1949. «En esa época – nos cuenta Vendrell –, las cosas no eran como ahora; en la casa que yo vivía entonces teníamos cerdos, conejos, gallinas, ... ». De esta manera, mientras su infancia transcurría jugando con su hermano y sus dos hermanas, su madre se ocupaba de las tareas domésticas y su padre trabajaba como gerente en una empresa de clavos en el Paralelo. Su paso por la Salle de Horta, su colegio, no fue muy brillante, aunque tampoco suspendía demasiado, reconoció Vendrell entre risas.
Ahora que ya teníamos una idea de cómo era la vida familiar en la infancia de Vendrell, sentimos la curiosidad de saber cómo era Francesc Vendrell en su etapa universitaria. Vendrell confesó que empezó varias carreras como Derecho e Historia pero solamente acabó la carrera de Filosofía y Letras. «También recuedo esta etapa con una cierta inocencia – explica Vendrell pensativo –; cuando asistía a las asembleas, y participaba en todas las manifestaciones posibles habidas y por haber».
A Vendrell, le resulta simpático recordar su participación en aquellas manifestaciones y la manera de pensar que tenía en aquel entonces. «Nos creíamos un poco, que con aquellas actitudes, íbamos a cambiar el régimen». Todavía recuerda como si fuera ayer cómo cantaba con sus colegas de facultad el “No nos moveran” cuando Pinochet dió el golpe de estado en Chile; «¡Cómo si a Pinochet le importase algo que nosotros estubiésemos cantando en el otro lado del charco!». Su paso por la universidad formó parte de una etapa en la que un joven Francesc Vendrell conservaba aún un «punto de utopía – dice Vendrell –, que es bueno».
Tras su juventud, la etapa más inconformista y radical de Vendrell, empezó la etapa de madurez, y a su vez, empezó a dedicarse poco a poco al mundo de la política. Dice Vendrell: «Comencé formando parte de la Asociación de Vecinos de Horta, en el aspecto vecinal, cívico, social ...». Tras la muerte de Franco, en el año 1975 ó 1976, comienzan a surgir los partidos políticos se crea el Centre Català, que más tarde sería Convergència i Unió, y más partidos como Unión de Centro Democrático (UCD). En esta época, partidarios de UCD le proponen a Francesc Vendrell unirse al partido, en el que seguirá hasta 1982 con el fin del propio partido.
Este mismo año deja la política a un lado y vuelve al mundo editorial dónde él ya había trabajado, pero esta vez se marcha a América Latina: Ecuador, Chile, ... «Y otra vez me mandan para Madrid, donde más tarde, sobre el 94, me encuentro con viejos amigos del mundo de la política, básicamente, Javier Arenas que me proponen sumarme al PP». Vendrell acepta y, finalmente, en 1999 Josep Piqué le invita a irse con él en el Partido Popular de Catalunya donde permanece hasta la actualidad.
Mientras Vendrell nos hablaba sobre su trayectoria política se expresaba con unos gestos muy marcados. Estos gestos permitían que nos fijásemos en su reloj en la muñeca izquierda, y sus pulseras de cuero e hilo en su muñeca derecha; que según cuenta, son regalos de los dueños de los puestecitos del paseo marítimo de Sitges, dónde vive actualmente.
La Familia VendrellHace unos treinta años que Francesc Vendrell está casado con su mujer, Àngels, que también es catalana. «Es curioso porque la conocí por primera vez en un congreso de UCD en Madrid, en el que yo iba de invitado. Más tarde la volví a ver, y entonces fue más íntimo». Con Àngels, Vendrell ha sido padre de dos hijas: una de ellas, ahora mismo, tiene 23 años y la otra, 25. La más joven de las hijas, actualmente se encuentra estudiando medicina; y la mayor se dedica a la interpretación, «aunque ya está emancipada – cuenta Vendrell –, pasa más tiempo en casa que cuando vivía con nosotros».
Ideas y costumbres vendrellianasFrancesc Vendrell se considera ni católico ni practicante. «Soy agnóstico declarado y confeso. Decir que soy ateo sería un acto de fe igual que decir que soy católico». No tiene muchas aficiones, básicamente escucha música y lee. Dice Vendrell: «Leer me gusta mucho, mucho. Intento estar al día de la literatura; supongo que es una secuela de mi época de editor». Sus libros favoritos son La montaña mágica, y Cierta gloria. En prensa lo que más le interesa son los artículos de opinión, «porque las noticias ya las sé – explica Vendrell –; o me las he leído el día anterior, o las he presenciado yo mismo en el Parlament».
Respecto a la música, Francesc Vendrell prefiere la música clásica. «Es relajante. Aunque si tuviese que decir una canción sería, Mediterráneo de Joan Manuel Serrat; es muy bonita». El cine, en cambio, le llamaba más la atención cuando era joven, sobre todo en los primeros años de casado; actualmente ve más la televisión. Dice Vendrell: «El programa de Polònia y las Noticias del Guiñol son los dos programas que suelo no perderme, aunque todavía no me han imitado en ninguno de los dos».
En todo momento Vendrell se mostró sonriente. Nos vendió su cara más amable mientras bromeaba y reía. Mientras mira muy directamente al compañero que hace una pregunta, bebe agua para aclararse la garganta. Se expresa de manera directa, aunque esto no implica, ni por asomo, que Francesc Vendrell sea un hombre de pocas palabras.
Cuando a Vendrell se le pregunta por su popularidad, éste contesta muy humildemente pero sin restarle importancia al cargo que ocupa. «Nuestra función es facilitar que la sociedad avance, y ésto sí que es importante». Por esta razón cree que los políticos están bien remunerados aunque «no es para tirar cohetes» según Vendrell.Y añade Vendrell: «Con los sueldos que se pagan, dudo que alguien que esté en un buen cargo en una empresa privada deje su trabajo para ser ministro de España». Aún así, el portavoz del PP en Catalunya afirma que no posaría desnudo para una campaña electoral por muy bien remunerado que esté.
Adolfo Suárez es el político modelo a seguir para Vendrell, a pesar de que su admiración empezó con mal pie como nos explicó Francesc Vendrell. Por lo visto, el día de la boda de Vendrell; por la mañana se casó, y por la tarde, después del convite, fue con su mujer a un meeting de Adolfo Suárez de las primeras campañas autonómicas, en Gerona. Suárez que ya estaba enterado de que Vendrell se había casado ese mismo día, al ver a la pareja fue a abrazar a la mujer de Vendrell y le dijo: “¡Felicidades, recién casada!”. Y Àngels, la recién esposa, le respondió: “¿Y usted quién es?”. Por lo visto Suárez le respondió: “Pues ¿quién voy a ser? Adolfo Suárez”. A lo que la mujer añadió “Pues en la televisión se le ve más alto”. «De este modo, el día que me casé fracasé políticamente» explica Franscesc Vendrell entre risas.
Vendrell en el Parlament de CataluñaExplica el Popular parlamentario que no existe ningún tipo de rivalidad entre políticos como se da a entender en televisión. Por eso, Vendrell afirma que hay ciudadanos del partido socialista, e incluso de Esquerra, con los que se llevo mejor, que no con ciudadanos de mi grupo parlamentario. Explica Vendrell: «Carod-Rovira siempre explica, para mi desgracia, que cuando venía a Madrid nos íbamos a comer él y yo. “No hace falta que lo expliques” le digo yo, que si no viene el Jiménez Losantos y me mata». Vendrell insiste en que los parlamentarios no se llevan mal entre si, pues según cuenta priman la interrelación humana ante la ideología política.
De esta interrelación humana de la que habla Francesc Vendrell, surgen muchas anécdotas. «Cuando defendí la enmienda a la totalidad del Partido Popular – explica Vendrell con añoranza – , al acabar el debate, viene un secretario del Parlament y me da un sobre. Abro el sobre y había una nota que ponía: “Vendrell, si tu vivieses en Inglaterra ¿serías english o british? Firmado: Pascual Maragall”». Y prosigue echando una carcajada al aire: «Evidentemente yo le contesté, “Aunque viviese en Inglaterra seguiría siendo catalán. Firmado Francesc Vendrell”». La respuesta era british.
Pareceres políticosRespecto temas más serios y actuales como el fenómeno de la inmigración, Francesc Vendrell se posiciona de manera tajante frente al que dice ser un verdadero problema. «Esto no es una ONG, un país tiene la capacidad que tiene para asumir inmigrantes». Vendrell expone que la inmigración no es ningún problema mientras hayan puestos de trabajo, para asumir la ola de inmigrantes que viene.
«Si tu esto lo regularizas bien y lo organizas bien – aclara Vendrell –, la inmigración no es conflictiva». El portavoz del PP en Cataluña insiste en que el problema está cuando viene una inmigración más elevada que el número empleos disponibles, ya que según Vendrell sin posibilidad de empleo la inmigración resulta un fenómeno imposible de integrar en la sociedad.
A la hora de tomar parte en el debate sobre la regularización de la homosexualidad en España, Francesc Vendrell no cree que haya ningún problema en que las parejas homosexuales «regularicen su situación de pareja», y aclara «Otra cosa es que a esa unión se la pueda llamar matrimonio o no».
Por otra parte, Vendrell se muestra más recio cuando se le habla de la adopción de niños por parte de estas parejas. «Nos encontramos con un problema legal – explica Vendrell –, ya que si un soltero homosexual puede adoptar hijos, ¿por qué no una pareja de homosexuales casados no puede hacerlo?». Y acaba añadiendo: «Pero antes hay que ver qué derechos són los que priman más; si los derechos del homosexual de turno, o la lesbiana, para adoptar un hijo, o los derechos del hijo».
Finalmente, Francesc Vendrell niega que sus declaraciones acerca de la utilización del castellano en Cataluña le vayan a perjudicar. En sus declaraciones, Vendrell explica: «En Cataluña parece que haya una sociedad esquizofrénica, que no se entera de la realidad. Es evidente que el castellano no está prohibido ni perseguido en el día a día». Con esto Francesc Vendrell quiere decir: «Si a cualquiera de nosotros le es más cómodo hablar en castellano, pues para entendernos, que hable en castellano directamente y ya está; yo no me escandalizaré». Esta es la manera que tiene Vendrell de entender la idea de bilingüismo.
Explica Vendrell con un ejemplo: «Aquí en el Parlamento, es absurdo, que en la Comisión del Parlament estén hablando todos en catalán entre sí, y luego salgan un pequeño grupo de diputados fuera de la sala, a acabar de negociar algo, y hablen en castellano. Y luego, vuelvan a entrar y otra vez hablen en catalán».
Entrevista realizada en mayo de 2007